La Segunda Luna (II)

Anillos

-¿Tienes idea de donde está tu hijo?
-¿Lorak?
-No, el Pato Donald, no te jode... ¿Acaso tienes algun otro hijo y no me lo has contado?- una sonrisa apareció en su cara.
-Pensaba que no, pero el término "tu hijo" me ha llevado a dudarlo, ¿Acaso no es también el tuyo?- La misma sonrisa, hay cosas que con los años se pegan.
-Es tu hijo cuando se porta mal, recuerda, es la parte de ti que ha heredado, en cambio, claro está que si ahora mismo estuviese en su habitación haciendo los deberes seria MI hijo.
-Oh, es verdad, olvidaba que de un ser que es a todas luces bondad y perfección infinitas no podría salir un vástago tan rebelde.
-Bah, no seas tan dura contigo misma, yo te perdono.
-¿Que me perdonas?, ¿Qué me perdonas, si se puede saber?.
-Tu indiscutible imperfección.
-¿Me estas llamando imperfecta?, pues permitame decirle, Don perfecto, que esta perfecta noche su perfecto culo va a descansar en nuestro semiperfecto sofá- siente su mano y al darse la vuelta lo ve, riendose tan francamente que, aunque lo intenta, no puede ocultar su sonrisa. -Te estás portando mal...
-No me digas eso, además me has apenado- dice mientras aparta una imaginaria lágrima de su mejilla.
-¿Que yo...? A ver, ¿qué es lo que te ha apenado?-. Lo acaricia.
-Me has hecho recordar...-dice mientras escurre un pie entre las mantas, apoyándolo en el suelo.
-Continúa- apremia ella, ya seria.
-Bien.. me has recordado... - silencio, se prepara -¡Me has recordado que gracias a tu imperfección nuestro sofá es semiperfecto en vez de perfecto, como cuando era sólo mío!
Ella lo intenta agarrar, rabiosa pero entre risas, él aprobecha el pie ya apoyado para empujar el cuerpo fuera de la cama.
-¡Ven! ¡has llegado demasiado lejos! ¡ésta sí que no te la perdono!
La sábana se anuda en el pie de Oriam haciendolo caer y enviando a freir esparragos su plan de escape, aprovechando la confusión ella se sube a su abomen y comienza a hacerle cosquillas haciendo caso omiso de las disculpas que él lanza casi como suspiros a causa de la incontrolable risa.

La segunda Luna (I)

Katana

El cielo se refleja en el frío acero de su katana mientras golpea el árbol. Ese árbol que lo conoce como un alma en pena por las veces que ha ido a ahogarlas con este inútil maltrato. Tal vez por venganza, tal vez por mala suerte, si existe, tropieza en una de sus raices y la espada vuela, cayendo sin gracia ni ceremonia a su lado.
La recoge, la mira, por un instante odia al árbol... hasta que piensa en que diría la gente si supiera que esta "odiando" a un árbol.
- Mejor me siento -, siempre le ha gustado hablar solo... -la verdad, hacía bastante que esperaba un dia como hoy, despejado al fin- sentado ya, se tumba, una cosa a la otra, y del sueño a los sueños.




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Con esto comienzo un nuevo tag "La segunda luna" que no es más que una tontería que he ido escribiendo (y a la que hace mucho que no presto atención alguna)

Uno de los motivos de colgarlo es porque me da la gana, el otro es para ver si así aparto un poco la vagancia y sigo escribiendo en él (no, val poner una entrada con una foto del cargador de la DS no valdrá de nada)

Bueno, si va gustando, que se note en los comentarios, y si es así seguiré escribiendo / posteando, que aquí no queremos amargar a nadie (o casi)