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Disertaciones sobre videojuegos, cine, ciberpolítica... de todo un poco, vamos... Disertaque? Na, que hablo mucho.

miércoles, abril 26, 2006

La Segunda Luna (V)

Día

La luz entró por la ventana iluminando su cara aún dormida, dejando notar que el día había llegado. Se dió la vuelta y siguió durmiendo, al menos en apariencia pues realmente se encontraba en ese estado en el que nuestra conciencia imagina que vive. Todo para no recordar que es inevitable que muera.
Se levantó, despacio, sin ganas: "Vacaciones, sí... tiempo libre del que deberíamos disfrutar... al menos después de sufrir buscando algo que hacer" Sin saber por qué encontró algo gracioso en ese pensamiento, tal vez el orgullo de haber pensado tal tontería, y sonrió. Esa noche no había soñado.

-Buenos días- le comentó al aire, como cada mañana, y como cada mañana, el aire le respondió con voz de mujer:
-Buenos días Lorak, ¿que tal has dormido?-
-Bien, supongo, la verdad es que pensaba que dormiría peor.-
-Bueno, a lo nuestro, ¿qué quieres desayunar?-
-Solo un par de tostadas, gracias.-
Tija le sirvió tres rebanadas de pan pasado por la sartén: -Ahí tienes.-
-Gracias, ¿a que hora te vas a trabajar?-
-Pues ahora que lo dices... creo que llego tarde- dijo ella mirando el reloj... no parecía importarle demasiado llegar tarde, pero Max sabía que no era así, intentaría salir lo antes posible de casa, pero intentaría también que no pareciese que tenía prisa.
Quedaba aún un mordisco de la segunda tostada cuando la puerta de la calle rechinó y se cerró, aún no había empezado la tercera cuando el coche salió del garaje.
-Veamos, ¿qué hago ahora?, tengo todo el tiempo del mundo... y no se en que usarlo, la verdad es que cambiaría la mayoría de ese tiempo por un par de neuronas más, o mejor, por un par de neuronas menos- sonrió, estaba muy orgulloso de esta teoría: "Cuanto más tonto es uno, más feliz es su vida." Se había dado cuenta mientras, aburrido y harto de todo, vió a dos vecinos suyos pasar toda la tarde riendose mientras le pegaban patadas a una lata. Al diá siguiente lo intentó él e incluso la primera patada le resultó aburrida.
Llegó al salón, cogió el mando e iba a encender la televisión pero pensó que el no saber que hacer no era una buena escusa para dejar que otros decidiesen lo que debía o no debía ver. Subió a su habitación, se tumbó en la cama y sin saber como ni porqué, se durmió.... y sin saber como ni porqué, soñó.

-¡Ah!- El timbre lo sacó de ese mundo, un mundo tan terrorífico como intangible, ese mundo que se escapaba de sus manos cada vez que despertaba, sin dejar siquiera el recuerdo de si alguna vez lo tuvo entre ellas. No tardó mucho en saber que estaba en casa, en su habitación y que había tenido otra vez ese maldito sueño, no tardó tampoco en descubrir qué era lo que estaba mojando su almohada, si que tardó, en cambio, en darse cuenta de que alguien llamaba al timbre de su casa. Cansado de llorar y retorcerse, quien sabe, bajó las escaleras para contemplar el rostro de su salvador.

-Hola Lean, y gracias.-
-¿Gracias dices?, ah si, ya entiendo, me estás agradeciendo que no te parta la cara después de haberme hecho esperar aquí como un imbécil, ¿tienes una ligera idea de cuanto llevo timbrando delante de tu maldita puerta?-
-Vaya, parece que vienes de buen humor, has conseguido decir todo eso sin que apenas se te hinchase la vena...-
-Sí, vengo de un humor excelente, sabes que estamos de vacaciones, ¿no? ¡Tío esto hay que celebrarlo!-
-Oh, si, claro, perdona pero es que me dejé los petardos en el otro pantalón...-
-¿Petardos? ¡Genial, sube a por ellos, corre, que tengo ganas de juerga!-
-¿Pero es que acaso no sabes lo que es la ironía?-
-Sí, lo se- Pronunció esto mientras una sonrisa maliciosa brotaba de sus labios. Lo había vuelto a hacer. Max entendió esa sonrisa y comprendió que solo había recibido ironía por su ironía... justo trato, pensó.
-Vale, vale, ¿qué plan tienes para hoy?-
-¡Ja! ¿crees que si tuviese algún plan vendría a verte?-
-Entra anda, siempre podemos echar una partida a algo-

martes, abril 18, 2006

La Segunda Luna (IV)

Domingo

El sol iluminaba la fachada delantera del pequeño chalet cuando llegaron, dando vida a las plantas y flores de su madre, y arrancandole brillos al coche de su padre mientras él lo lababa. "Estoy seguro de que me vende en el mercado negro de órganos antes de desacerse de ese coche", pensó. Su padre frotaba y frotaba, mimaba la pintura y admiraba cada una de las curvas del automóvil, tantos años de trabajo para conseguirlo, bien merece la pena pararse y admirarlo.

Su madre los vió primero, por el inmenso ventanón del salón:
-Otra vez con esa chica... Yainea... ¿no se hartará de intentar conseguirla? - comentó aún a sabiendas de que nadie la oiría.
Las llaves giran, con ese estridente sonido, se oye un saludo en voz alta seguido por una despedida menos ruidosa, privada. Max entra, se sienta y mira la televisión, o mejor dicho mira hacia la televisión, Tija, su madre, sabe que su mente no está ahi, con su cuerpo, ni en este momento ni en este lugar, sabe que Lorak esta pensando en la pasada noche, en sus sueños...
-¿Que tal te lo has pasado?
-Bien, me encontré con Yainea- Mentira.
-Ajá y de paso estuviste espadeando, ¿no?
-Un poco, solo un par de golpes.
-La proxima vez intenta que sean más de un par, a ver si rompes esa estúpida espada de una vez.
Max se levanta, asqueado, harto, y se dirige a su habitación: "Tal vez un par de partidas a la consola me den un poco de sueño, así quizás duermo toda la tarde y no tengo que aguantarlos más" un escalofrío recorre su espalda: " y así volveré a soñar, volveré a gritar, volveré a sufrir, no, gracias, no me apetece sufrir de día. Ya me llegan las noches", y con este pensamiento encendió el ordenador, quizás comprobar el mail le relajase, quizás lo apartase de todo.

-La comida está lista- la voz de Oriam lo apartó de sus viejos mails y sus viejas amistades, casi todas perdidas. Bajó las escaleras despacio, listo para lo que pudiera oir, pero nunca preparado.
-Sientate, Lorak, ¿que te apetece?- Le preguntó su madre, nada más llegar.
-¿Volver a mi habitación y olvidarme de que existís es una respuesta válida?
-Si, pero con una pequeña modificación: Volver a tu habitación y recordar que existimos durante cada minuto de la semana que te quedarías sin salir de ella.
-Vale,- dijo Max, aburrido - tú ganas.- "siempre lo haces".
-¿Has ido a la iglesia hoy, Lorak?- preguntó su padre intentando cambiar de tema.
-Ya sabes lo que pienso, los cristianos habeis matado a vuestro Dios hace mucho tiempo, yo no voy a entierros de dioses, no es una de mis aficiones.
-Pues deberías, a ver si así dejabas de una vez tu espadita, tus videojuegos , tus dragones y tus mazmorras.
-Lo dices como si tú no usases mi consola.
-Todo en la justa medida, hijo, todo en la justa medida.
-Pues yo quiero ver el tamaño del metro que usas para medir el tiempo que pasas adorando tu coche.
-Bah, tal vez algún día lo entiendas.
-Por lo que a mi respecta, yo ya he comido- Dijo Max mientras se levantaba.
-Por lo que a mi respecta vas a pegar el trasero a esa silla, algunos aún estamos comiendo.- intervino Tija, malhumorada.
Max se sentó, despacio, intentando aparentar que no le importaba quedarse allí mientras sus padres comían y hablan de sus tonterías, tonterías que tendían a parecerles lo mas importante del mundo en ese momento, como si nada más mereciese mención. No lo consiguió.